MUJERES CONTRA LA TRATA

Campañas Informaciones

Desiguales ante la ley

Link:
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1862
Tomado de sinpermiso
fecha: 18/05/08
Difundido por RIMA – Red Informativa de Mujeres de
Agrentina

: disparates prefeministas en
EEUU
Ellen Goodman · · · · ·

A estas alturas, la historia de Lilly Ledbetter
empieza a recordar a The Perils of Pauline o a los
disparates pre-feministas. A la edad de 70 años, es la
estrella de un prolongado drama sobre cuantas veces
deberemos tropezar con la misma piedra hasta que
aprendamos.
Esta mujer de Alabama tenía solo 26 años cuando se
aprobó el Título VII de la Civil Rights Act de 1964,
con el objetivo de promover la igualdad en el puesto
de trabajo. La antigua premisa – a igual trabajo igual
salario – está tan universalmente aceptada que solemos
olvidar que se trata tan solo de una ley y nos
convencemos de que es algo evidente y parte de la vida
misma.
Sin embargo, nuestra chica Ledbetter trabajó durante
dos décadas en las filas de una Goodyear no tan
«amiga-de-las-mujeres» como podría parecer. No fue
hasta cuando ya se le acercaba la jubilación, que un
aviso anónimo le permitió descubrir un pedazo de
realidad sobre su sueldo. Pues resultó que como
supervisora femenina, estaba ganando menos que sus
homólogos masculinos. De media se le pagaba 79
centavos por cada dólar pagado a los varones, una
cifra sospechosamente cercana al diferencial salarial
de género a nivel nacional.
Ledbetter presentó una demanda y ganó el caso. Pero
Goodyear apeló inmediatamente al Tribunal Supremo,
donde el juez Samuel Alito acababa de reemplazar a la
juez Sandra Day O’Connor. Así el año pasado, en una de
esas súbitas rectificaciones que caracterizan al
Tribunal, una mayoría de 5 a 4 falló en contra de
Ledbetter basándose en que no había presentado la
demanda a tiempo. Los magistrados interpretaron la ley
a través de sus lentes retrógradas y decidieron que un
trabajador o trabajadora debe presentar su demanda
como mucho seis meses más tarde de su primera paga
desigual. No importa si ella sabe o no que está siendo
tratada injustamente ni si siguen pagándole menos de
lo que deberían.
En definitiva, y como dijo Marcia Greenberger del
National Women’s Law Center, si una empresa consigue
ocultar el fraude al trabajador durante los seis
primeros meses, se sale con la suya.
Una indignada Magistrada Ruth Bader Ginsburg describió
la sentencia como «totalmente desvinculada respecto a
la robusta protección que existe contra la
discriminación en el lugar de trabajo». Concluyó su
rotunda discrepancia con una petición al Congreso para
que «corrija la mezquina interpretación del Título VII
hecha por este Tribunal».
Pues bien, la Cámara de Representantes hizo
precisamente eso, y lo hizo bastante rápidamente. Se
aprobó una ley que restablecía la regulación para
permitir a un empleado presentar una demanda hasta un
máximo de 180 días después de su última paga desigual.
Pero cuando la ley que llevaba el nombre de Lilly
Ledbetter llegó al Senado, los republicanos se
plantaron. No hubo suficientes desertores republicanos
para evitar el obstruccionismo y llevar la ley a
votación.
Además Bush no sólo amenazó con vetar la nueva
legislación, sino que el que será su sucesor
republicano ni siquiera encontró tiempo durante su
campaña para tomarse la molestia de ir a votar. Que se
sepa además que John McCain se opuso a la legislación
Ledbetter porque «abre las puertas a pleitear por todo
tipo de problemas». Viene a ser como decir que no
deberíamos tener ninguna ley porque sólo sirven para
colapsar los tribunales.
Así que Lilly perdió una vez más. Bienvenidos a 2008.
¿O estamos a 1964?
Si usted ha estado prestando atención a la actualidad,
la explicación de este persistente diferencial
salarial entre hombres y mujeres en pleno siglo XXI ha
venido recayendo sobre las propias mujeres
trabajadoras. A las mujeres no se les paga igual
porque tienen este desagradable hábito de dar a luz. O
bien «se desentienden». O escogen trabajos que les
permiten llegar a casa para acostar a los niños. O no
saben negociar. El problema no está en nuestro lugar
de trabajo sino en nosotras mismas, que somos
asalariadas de segunda.
La idea de que la diferencia en los sueldos puede ser
debida a, no sé, discriminación sexual parece
taaaaaaaan del siglo XX. De hecho, el Tribunal Supremo
dio a entender que el menor salario de Lilly Ledbetter
era culpa de ella misma porqué no se dedicó a
investigar a su jefe por discriminación sexual tan
pronto como empezó a trabajar.
Hoy en día las mujeres son un pilar fundamental en la
aportación de los ingresos familiares, y a menudo su
única fuente. Pero una agenda entera de cuestiones
relativas al trabajo y a la familia sigue paralizada
mientras debemos dedicarnos a proteger – y a veces
perder- los avances logrados 44 años atrás.
¿Y respecto al piloto del Straight Talk Express?
McCain dijo que estaba del todo de acuerdo con que se
pague igual por un trabajo igual, pero que lo que
necesitan las mujeres no son demandas sino «educación
y capacitación». Así que empecemos por un par de ideas
básicas.
Lección uno: un salario desigual es un robo que sigue
y sigue. Incluso en la jubilación, Ledbetter sigue
siendo, en sus propias palabras, «una trabajadora de
segunda» con una pensión y una Seguridad Social que
lleva las marcas de Goodyear.
Lección dos: en 2008, los republicanos están
comportándose – políticamente- como si fuese 1964.

Ellen Goodman es una prestigiosa periodista
estadounidense ganadora de un premio Pulitzer.

     Yahoo! Deportes Beta
¡No te pierdas lo último sobre el torneo clausura 2008! Enterate aquí http://deportes.yahoo.com
-=+=- -=+=-
Por favor, si utiliza la información que se brinda en esta lista, cite la/s fuente/s. Gracias.
———————
*RIMA-lista* es un servicio gratuito de la RIMA – Red Informativa de Mujeres de Argentina, Rosario, Santa Fe, Argentina.
No deje de visitar nuestro sitio RIMAweb: http://www.rimaweb.com.ar/
No dejes de visitar nuestro blog *Mujeres a bordo*: http://mujeresabordo.blogspot.com/

No comments yet»

Deja un comentario